Como se podrán imaginar, es para mí un auténtico placer presentar en mi pueblo, en San Juan de Aznalfarache, y a través de nuestro Ateneo, la novela, el libro de un amigo, de un amigo de Almonaster la Real.
Y hacerlo aquí, en la que para nosotros ha sido siempre la Casa de las Minas de Cala, recuerdo de aquel ferrocarril inaugurado en 1906, y que traía en sus vagones el mineral de hierro desde la provincia de Huelva hasta los Altos Hornos de Vizcaya, haciendo escala en el puerto de nuestra localidad, en un recorrido de 96 Kilómetros.
Y en primer lugar, quiero resaltar que con esta novela, “Gibaya”, he vivido una experiencia similar a la ya experimentada con la lectura de “Mayo de Cruces”, su opera prima.
Y recuerdo el día, allá por el lejano año 2015, en que mi amigo Manuel me regaló una copia del primer original, del primer borrador.
Aquel día llegué a mi casa, y comencé su lectura. Y en la séptima página, paré. Escribí un correo electrónico en el que le dije: – Estoy impresionado.
Ya en la segunda ocasión, tenía la obra en formato libro entre mis manos. Lo compré y regalé otro ejemplar a mi amigo Isidro, que también disfrutó con su lectura, al igual que su compañera Gema.
Las historias paralelas que se cuentan en las más de 800 páginas de esta apasionante novela se desarrollan en el pueblo de Almonaster, en nuestra querida provincia de Huelva.
Así es, “Gibaya” nace en Almonaster la Real, una localidad onubense de profundas raíces romanas y visigodas, con un robusto tronco islámico y frondosas ramas cristianas que florecen en el mes de mayo.
Si cuentan las letras del nombre completo del pueblo verán que son dieciséis, el mismo número de columnas que rodean su iglesia parroquial de San Martín, con la encantadora Puerta del Perdón de portugués estilo gótico manuelino, rara avis en nuestra arquitectura.
Además, a escasa distancia se encuentra la Ermita de Santa Eulalia, levantada sobre un edificio funerario de época romana.
Entre sus fiestas destacan las Cruces de Mayo, con dos centros neurálgicos en la Cruz del Llano y la Cruz de la Fuente.
Pero el monumento más sobresaliente -sin duda-, de Almonaster la Real lo constituye su mezquita. En ella podemos observar desde capiteles romanos de orden corintio, hasta un sobrecogedor mihrab en el centro del muro de la kibla y un alminar desde el que el almuédano llamaba a la oración cinco veces al día, pasando por un iconostasis y un altar de época visigoda, emparentado con el de Quintanilla de las Viñas (Burgos).
Este libro, fruto del trabajo de más de tres años de investigación, es la obra de un gran escritor y mejor persona, circunstancias que a veces no coinciden en la historia de la literatura.
Manuel Sánchez Barrero nació el 26 de Abril de 1975, cerca de la Cruz del Llano, en primavera…
Presentador de Radio Cortegana desde 1995, responsable de la televisión local de Higuera de la Sierra, corresponsal de periódicos como “Odiel Información”, “Correo de Andalucía” y “Huelva Información”, pregonero de la Cruz del Llano en 2007 y de la Semana Santa de Cortegana en 2010. Y hoy, además de escritor, se dedica a la segunda profesión más envidiada entre los humanos: es repartidor de alegrías…
Y por último, quiero decirlo aunque él esté delante. Mirándolo a la cara. Esta obra tuya, esta novela, es casi tan buena o mejor que la primera.
La descripción del paisaje, el análisis de las costumbres, el desarrollo psicológico de los personajes, el ritmo de la narración, son propios de un escritor excepcional.
En sus páginas viviremos escenas estremecedoras, harán su aparición la ironía y el humor, serán protagonistas el rencor, la envidia o la cobardía, y a veces brillarán el valor y la generosidad.
Con su lectura descubrirán que hay mucho de literatura rusa en esta novela. Recordarán a Tolstoi, a Dostoievski y a Chejov, sobre todo a este último, que, como Sánchez Barrero, consigue crear todo un universo en una pequeña aldea, en un pueblo.
Quiero acabar pidiendo a Manuel que comience pronto su tercera novela. Que ya la estamos esperando.
Gracias por contar conmigo. Ha sido todo un privilegio.
Y a ustedes, queridos asistentes, muchas gracias por su atenta mirada.
Anímense a leer. Leer es vivir dos veces…
Muchas gracias de nuevo.
Don Manuel… tiene usted la palabra…
Pedro J. Suárez Rodríguez