Una historia que no te dejara indiferente...

Año 1249. Reconquista de al-Ándalus. Tierras de Poniente. Antiguos dominios musulmanes de al-Munastyr.

Alonso Sánchez de Guzmán, prestigioso caballero de la Orden de Santiago, tras una larga y agónica huida, decide acabar con su vida al verse acorralado por tropas almohades, llevándose a la tumba una codiciada información que solo él conoce.

Siete siglos después, a mediados de los años noventa, Álvaro Fuentes (un recién ascendido sargento de la Guardia Civil aquejado por el síndrome del Norte) y Eva Méndez (una joven arqueóloga que encara su primer trabajo como profesional) se tropiezan en una iglesia, con unos misteriosos restos que esconden un enigmático acertijo de época medieval… y en el que no solo ellos estarán interesados.

Organizaciones secretas, agentes ocultos, topos, espías y las más importantes agencias de inteligencia del planeta, se entremezclarán en una misma partida y en un único escenario: un perdido pueblo de la Sierra de Huelva en el que nunca antes había pasado nada.

sábado, 16 de junio de 2018

"Veinticuatro leguas y media camino de Gibaya"

Reseña y crónica de la presentación de Gibaya en San Juan de Aznalfarache por el blog "Perdónenme si llego tarde"

VEINTICUATRO LEGUAS Y MEDIA CAMINO DE GIBAYA (pinchar)



Corría el mes de febrero del año 2018. Un grupo de sanjuaneros y sanjuaneras, nacidos y residentes donde les parece, pero miembros irreductibles del Club de lectura del Ateneo de San Juan de Aznalfarache, armados con sus ejemplares de «Gibaya», recorrieron las 24 leguas y media largas que separan ambas localidades.

Pertrechados para la batalla, ejercitados en duros combates de lectura, plenos de emociones, consumidos por la intriga, aquellos soldados de la literatura, tropa devoradora de palabras, frases e historia, se internaron, tras una breve pitanza matinal a base de pan de trigo, jugo virgen de oliva y carne de matanza salada, en la ruta de la sierra onubense.

Temerosos ante la posibilidad de cruzarse con los jinetes sarracenos en retirada penetraron en las tierras serranas con la intención de descifrar los misterios ocultos tras el extraño nombre de Gibaya. Y hallaron respuesta en las palabras de Manuel, feroz juglar de Almonaster, en las siempre sabias explicaciones del profesor Suárez y en la amabilidad de los lugareños de aquel fronterizo lugar, en la reconquista, en la cercana marca portuguesa y en la realidad de un pueblo llevado a la ficción por Sánchez Barrero.

Siglos después, o quizás fueron solo meses, Manuel arrancaba su vehículo para seguir la pista de aquellos aventureros del conocimiento. A su lado, Patricia repasaba los detalles e imaginaba el encuentro con el profesor Suárez, Fernando, Pedro, Roberto, o como quiera que se le antojara bautizarse aquella tarde.

El lugar tenía algo de magia, a pesar de la abrupta explanada de hormigón sobre la que se elevaba el cerro, aquella casa desprendía misterio. El destino final de un tren de mineral procedente precisamente la sierra Huelva, era una coincidencia que no podía ser casual. La Casa de las Artes, un extraño nombre para un lugar nacido de la industria y además, ahora, acogía peregrinos, como aquellos guerreros monjes de la Orden militar que aseguraban las fronteras de Almonaster.

Y allí estaban, los soldados de las letras, aguardando una vez más, impacientes. Dispuestos a llegar más al fondo en cada encuentro, hasta las tripas de la creación. El origen, Almonaster, las 800 páginas tan complicadas de llevar a negro sobre blanco, las correcciones, las influencias.

¿Por qué habrán elegido un lugar para cenar al que llaman el portugués? Más fronteras de papel que se traspasan sin temor. Y en el horizonte… un «Mayo de cruces» que promete ser florido, con pétalos rojos, amarillos y morados

No hay comentarios:

Publicar un comentario